Microrrelatos
Helada con sabor a cielo
Y allí estaba yo, helada. Congelada, al otro lado del teléfono
Y allí estaba yo, helada. Congelada, al otro lado del teléfono
Hoy, como cada martes hay arroz con leche de postre en el comedor.
Nunca imaginó que las enseñanzas de su abuela pudieran resultar tan útiles.
“No hay tiempo que perder” se dice mientras recoge el cinturón del suelo procurando no hacer ruido.
Su reflejo le espera impaciente, «¿Qué vas a hacer hoy» pregunta de nuevo
El segundo volumen de su preciada colección estaba formado por todos los CDs que nunca se atrevió a regalarle