«Se va a estrellar» piensa Ana mientras pone a escurrir la última taza y observa como Gonzalo se acerca tímidamente a la mesa del fondo.

Gonzalo. Todo un clásico. Cortado con leche fría por la mañana, caña grande por la tarde.

Que Sofía le gustaba lo sabía todo el bar. Pero ella conoce a sus clientes e intuye que Gonzalo es uno de esos tipos que van de progres pero que no se imagina a dos chicas juntas (si no es en una peli porno) y menos que una abogada como Sofía pueda haberse enamorado de una camarera.

Categorías: Microrrelatos

0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *