Comienza a dibujarle en el brazo el camino de vuelta a casa, marcando con esmero todos los detalles que recuerda del día que siguió a sus padres hasta el lugar en el que se encuentra. El trayecto no es fácil de recordar, pero tampoco le parece tan difícil como para que prefiera quedarse a dormir tan lejos…

«Mañana lo repasaré a rotulador para que lo veas bien abuelo», susurra mientras vuelve a cubrirlo de tierra, con cuidado de no despertarlo.

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