Al final del pasillo de la casa de los abuelos se encontraba el desván, ahora convertido en su sala de juegos. Abuela se lo enseña en cada videollamada y le recuerda que Flipper (su peluche favorito y confidente) le echa en falta y que ya queda menos para volver a la normalidad.
Hugo asiente tristemente pensando que si Flipper le contara todo lo que sabe no le haría tanta ilusión que pueda volver al cole.