7.00 am. Abro los ojos. Siempre puntual. Oigo el despertar de La Calle y siento como se me calienta la cabeza. Cada vez amanece más tarde. Llegarás en dos horas. Lo sé. Lo tengo calculado.
¿Sabes? Ayer conocí a un hombre. Olía a vino barato. Era de noche y creo que necesitaba hablar con alguien.
Tengo ganas de verte.
¿Dónde estás? Ya han pasado dos horas. O no… qué sabré yo del tiempo…
Sólo soy otra farola más enamorada de un perro.